domingo, julio 30, 2006

Delirium Domingo.


Fue muy grato despertar y darme cuenta que, si la dialéctica no fallaba esta vez, la vida volvería a sonreírme. Preparé café, tostadas, y lloré cuando Amalia se quejó en fado.
Y después, al día siguiente, cuando las vueltas de Vale y Joaco se perdían en la plaza de juegos, volví a reír. Pero esta vez, como si estuviera en la cima, aunque sin perder la ternura, jamás.
"Allá va el tonto de capirote", alcancé a oír, antes de desaparecer dentro de "una transantiago", soltando carcajadas, como gorriones hablando en pajarístico.

viernes, julio 21, 2006

Licencia para soltar todo y largarse (qué maravilla!).

Me cuenta un buen amigo - aunque, en honor a la verdad, a veces dudo de esto último - que, tras una visita al médico delaisaprequenuncamásvolveráaver, se enteró que tenía un mal de nombre "bronquitis obstructiva + asma alérgico", y que en razón de lo mismo, debía permanecer algunos días en reposo. De vuelta a casa, con las recetas dentro del paletó y las indicaciones verbales del profesional al fondo de la no memoria, nuestro Horacio, que así le diremos al personaje que nos ocupa hoy, se detuvo a observar desde el umbral de la puerta de entrada y salida, el panorama que le ofrecía su hogar, para esta suerte de convalescencia de 5 días. Olfateó, carraspeó, avanzó 3 pasos, retrocedió 4, y se marchó. Y fue desde el tren al sur que me llamó para contarme que había decidido pasar la licencia donde sus padres, lejos del mundanal ruido, lejos de los hijos que se niegan a aceptar que los padres puedan enfermarse, lejos de los camiones del gas, de la basura, del afilador de cuchillos, del cartero y la propina, de los cobradores de turno, de tu hálito gélido en mi espalda...

- Y donde viven tus viejos, Horacio? - le pregunté.

- En Hospital po' huevón, donde más!

sábado, julio 15, 2006

No deje de ir.


Poco tiempo para poemitas, pocas ganas de alzar el vuelo. Pero me excusarán este dato imperdible. Cuánto antes, vayan - ojalá con sus hijos, los que tienen - a disfrutar de las restrospectivas de Erwitt y Morell en el Bellas Artes. Un verdadero placer. Casi una rodilla.

miércoles, julio 05, 2006

Breve impresión personal de ciertas palabras.


Una palabra fea: codo
Otra casi peor: rodilla
Con la primera, no tiene mucho caso escudriñar en su fonética mezquina, ni en su avaricie de sílabas. Y qué decir del lugar de nuestra anatomía a la que se refiere. Sólo rudeza, vellos impúdicos, circunstanciales heridas dando paso a poco atractivas costras que muy pronto despegaremos con total falta de consciencia, pese al recuerdo vivo de mamá y su "eso no se hace".
En cambio, rodilla, que aunque rima con otra palabra que no quisiera mencionar, se le perdona la desgracia de su fealdad, también las analogías que aluden a ciertos sinsabores corporales.
Porque, una rodilla, ay, de pierna flectada o estirada, postura kamasutra o estado convencional, una rodilla en toda su dimensión de imperfecta geometría, se vuelve epifanía cuando cintura abajo, rótula y epífisis, contemplamos ese medio cuerpo afuera aplaudiendo la mañana desde sábanas alegres. Y más arriba, el muslo, otra palabra de garage...pero me encantan los garage.

martes, julio 04, 2006

Sum Sum Corda


Tirar del mantel, sin que la mesa preparada para este funeral, derrame su contenido mortuorio, haciendo trizas lo poco que queda. Luego, sacudir las migajas, dejándolas caer directamente al basurero amarillo/azul. Por último, cerrar la puerta por dentro, ahuyentando las sombras, los enanos malditos, y las "lágrimas de plástico azul". Al volver a la cocina, será prudente cambiar el mantel, disponer un nuevo orden, otros colores, frutas de estación, y la leche tibia dibujando la sonrisa de mis hijos. Adelante.