viernes, julio 21, 2006

Licencia para soltar todo y largarse (qué maravilla!).

Me cuenta un buen amigo - aunque, en honor a la verdad, a veces dudo de esto último - que, tras una visita al médico delaisaprequenuncamásvolveráaver, se enteró que tenía un mal de nombre "bronquitis obstructiva + asma alérgico", y que en razón de lo mismo, debía permanecer algunos días en reposo. De vuelta a casa, con las recetas dentro del paletó y las indicaciones verbales del profesional al fondo de la no memoria, nuestro Horacio, que así le diremos al personaje que nos ocupa hoy, se detuvo a observar desde el umbral de la puerta de entrada y salida, el panorama que le ofrecía su hogar, para esta suerte de convalescencia de 5 días. Olfateó, carraspeó, avanzó 3 pasos, retrocedió 4, y se marchó. Y fue desde el tren al sur que me llamó para contarme que había decidido pasar la licencia donde sus padres, lejos del mundanal ruido, lejos de los hijos que se niegan a aceptar que los padres puedan enfermarse, lejos de los camiones del gas, de la basura, del afilador de cuchillos, del cartero y la propina, de los cobradores de turno, de tu hálito gélido en mi espalda...

- Y donde viven tus viejos, Horacio? - le pregunté.

- En Hospital po' huevón, donde más!