miércoles, noviembre 30, 2005

ARRIBA DEL TREN

Echar a andar... es el principio. La maquinaria adolescente, volviéndose otra vez barquichuelo, pajarito, hoja de árbol bajando, viva, la pendiente azul, despacito ma non troppo hacia el sur, ojeando arcoiris que NO - luces que tal vez - , saboreando la próxima estación con la comisura de estos labios inocuos, dormidos de vino, de ausencia; luego, el bostezo, la tos, rascarse el codo; boquiabiertos dormitando el cansancio diario, los malos sueldos, los golpes por la espalda, ansia y angustia de finales de mes.
Más adelante ... la aproximación al río, brazo delgado, como de niño pobre, atravesando el monstruo de fierro, "un siglo de tarvesías"grita, con toda su estructura de esqueleto amarillo y su canto de puerta que se cierra.
Al final ... atrás extremadura, sopla el viento sur, un cerro Mapuche nos anuncia Angosturas, cae el último hilo de baba, se alisa la falda la mujer del sueño, el borracho sigue soñando que es un niño. Santiago ha muerto. Yo me bajo en Hospital.